Mide tu huella de carbono y actúa ahora
¿Qué es la huella de carbono? ¿Cómo medirla y tomar acción?
La huella de carbono es un factor de quiebre para saber qué tanto tiempo nos queda como planeta. Conoce todo sobre el tema en esta nota.
Huella de carbono, gases de efecto invernadero y calentamiento global son conceptos que flotan desde hace mucho tiempo en el saber popular. Ahora, lo importante es conocerlos en profundidad y actuar en consecuencia para preservar la vida del planeta y de la especie humana. No estamos exagerando, puedes conocer más y sumarte al cambio o ser un mero espectador. Es tú decisión.
¿Qué es el efecto invernadero?
Quizás en algún viaje has visto invernaderos a lo largo de la carretera. ¿Alguna vez entraste en uno? Si lo hiciste, sabrás que dentro hay un microclima. Allí, la temperatura aumenta, por lo menos, entre 5 y 7 grados centígrados.
Algo parecido le está sucediendo a la tierra, se está convirtiendo en un gran invernadero. ¿Por qué? La quema de combustibles fósiles produce gases, como el dióxido de carbono y el metano, que permanecen en la atmósfera durante miles de años y contribuyen al aumento de la temperatura en el planeta.
Estos gases de efecto invernadero son producidos naturalmente por la tierra y contribuyen al delicado equilibrio ambiental que mantiene la vida (nosotros incluídos). El problema es que los procesos productivos de los humanos han disparado la emsión de dióxido de carbono en los últimos cien años. Esto ha roto ese equilibrio y ha acelerado el calentamiento global.
Podríamos pensar en los gases de efecto invernadero como ese plástico o vidrio de los invernaderos para hortalizas. Mientras que esos viveros tienen ventanas que permiten regular la temperatura, la tierra no, pues las capas de la atmósfera están originalmente diseñadas para mantener una cierta cantidad de calor.
Con nuestras emisiones de gases, los humanos hemos vuelto en nuestra contra un sistema que naturalmente estaba pensado para mantenernos con vida a una agradable temperatura promedio de 15 grados centígrados en toda la Tierra.
El cambio climático es real
Hacia finales de los años 70, los científicos ya anunciaban el cambio climático producto del efecto invernadero. Incluso podemos remontarnos mucho más atrás en el tiempo, cuando en 1826 el científico Svaten Arrehenius acuñó el concepto de calentamiento global.
Sin embargo, esto no era un tema de preocupación más allá de un grupo de científicos y guionistas de películas apocalípticas. Solo hace treinta años se comenzó a hablar del tema con más seriedad y distintas naciones iniciaron medidas de mitigación que concluyeron en el Acuerdo de París firmado en 2016, que tiene por objetivo reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
Hoy en día estamos sobregirados. Es decir, producimos más gases de efecto invernadero que lo que el planeta puede soportar. Las emisiones se pueden ver en el Global Carbon Atlas y son realmente preocupantes.
El dióxido de carbono parece ser el malo de la película, todos hablan de él al medir las emisiones. Pero no es el único, son varios los gases que contribuyen al calentamiento global: gas metano, óxido nitroso y ozono. Estos, junto con el CO2 son los principales responsables del aumento de temperatura y la subida del nivel del mar a causa del derretimiento de los polos.
¿Qué es la huella de carbono?
Muchas veces escuchamos este tipo de conceptos y nos parecen completamente abstractos. Se nos dificulta tomarle el peso real a indicadores como la huella de carbono.
Haz el ejercicio de pensar en un día cualquiera de tu vida: te levantas, revisas tus correos, te bañas, te viste y comes un desayuno nutritivo. Encendiste la luz y la cafetera, luego pusiste tu auto en marcha para llegar a la oficina.
Desmenuzando esto podemos encontrar tu huella de carbono: cuántos recursos se usaron para fabricar ese teléfono inteligente que tanto usas, qué cantidad de combustibles fósiles se usaron para transportar el café que tomaste desde Colombia hasta tu hogar, ni qué hablar de la fabricación de tu auto y los gases que emites mientras conduces.
Podríamos decir que cada humano o industria promedio es una huella de carbono andante, como si hubieras pisado petróleo y luego sales caminando sin limpiarte.
Desde un punto de vista más técnico, la huella de carbono es una métrica ambiental que calcula todas las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) que produce directa o indirectamente una persona, un grupo, una empresa o incluso un producto.
La huella de carbono se mide en dióxido de carbono equivalente (CO2eq). Se usa de esta forma porque el CO2 es el gas que se presenta en más cantidad entre los gases de efecto invernadero y por eso todos los demás se terminan expresando en base a el.
La importancia de medir la huella de carbono radica en que gracias a esta métrica podemos dimensionar de forma más tangible en qué cantidad contribuyen los GEI al calentamiento global. Con estos números en mano, es más fácil implementar medidas para desacelerar el calentamiento global.
¿Cómo calcular la huella de carbono?
Ahora bien, si esta huella de carbono está en todas partes, ¿cómo la calculamos?
En términos simples, la fórmula para calcular la huella de carbono es: Dato de actividad x Factor de emisión. La metodología más utilizada para realizar el cálculo de las emisiones a nivel corporativo es la UNE – ISO 14064 y los protocolos de cuantificación para los distintos enfoques, reunidos en GHG Protocol
Pero debemos tener en cuenta distintos enfoques para la toma de datos, es ahí donde se complejiza.
- Enfoque empresarial: evalúa las emisiones de una empresa en un período de tiempo determinado, normalmente un año calendario. Dependiendo de si las emisiones son directas o indirectas (por consumo de energía y distribución del producto), la huella de carbono tendrá distintos niveles de alcance, conocidos como alcances 1, 2 y 3.
- Enfoque del ciclo de vida de un producto o servicio: se evalúa la huella de carbono de todo el ciclo de vida del producto/servicio, desde que se inicia y, en algunos casos, tiene en cuenta la vida útil.
- Enfoque personal: se mide las emisiones directas o indirectas de una persona en un período de tiempo determinado.
- Enfoque territorial: mide la huella de carbono asociada a un territorio en específico, como un país, una ciudad o una comuna.
Además de estos cuatro enfoques principales, se puede medir la huella de carbono desde un enfoque por evento, es por eso que tantos eventos ahora hacen encuestas a sus asistentes, porque necesitan esa información para calcular la huella de carbono de esa actividad en específica.
Gestión de la huella de carbono
Muchos países, incluído Chile, han desarrollado normativas para que las empresas midan y validen su huella de carbono. Estas certificaciones tienen por objetivo estimular la reducción de huella de carbono en distintas industrias y cumplir con el Acuerdo de París. En Chile existe la iniciativa Huella Chile, la cual se ha comenzado a replicar en otros países de Latinoamérica como una opción voluntaria para validar la medición y reducción de la huella de carbono.
Medir y gestionar la huella de carbono de cualquier organización significa un gran trabajo de recolección de datos y cálculos, por eso en Emma Energy hemos desarrollado un software para medir la huella de carbono y ofrece acompañamiento para certificaciones verdes.
EMMA quiere ir más allá de los números y de acuerdo a ellos puede proponer planes de acción para reducir la huella de carbono junto con capacitaciones para toda la comunidad que eduquen en este ámbito.
¿Cómo reducir la huella de carbono?
En la actualidad, reducir la huella de carbono debe ser una de las prioridades de las personas. Los beneficios de hacerlo se relacionan directamente con nuestra supervivencia como especie:
- Frenar el aumento de la temperatura en la Tierra.
- Proteger la vida animal y vegetal: el cambio climático está destruyendo hábitats y especies, es necesario revertirlo.
- Mayor salud para todos: reducir las emisiones de CO2 hace que contemos con un aire más limpio y se eviten enfermedades respiratorias, entre otras.
- Ahorro económico: evitamos el daño a los ecosistemas y, por ende, los costos de reparación.
Estas son algunas medidas para reducir la huella de carbono que se pueden implementar a pequeña y gran escala:
- Cambio a energías más limpias, como la solar.
- Uso del transporte público.
- Cambio de hábitos de consumo eléctrico.
- Reducción de consumo, reutilización y reciclaje.
- Consumo de productos locales.
En el caso de un enfoque empresarial o productivo, las medidas deben ser más profundas y contar con un plan de acción para la gestión de la huella de carbono, en EMMA te podemos ayudar.
¿Qué es la huella hídrica?
Aparte de la huella de carbono, toda industria debe considerar su huella hídrica. Sobre todo, aquellas para las que el agua dulce es importante en sus procesos productivos.
La RAE defina la huella hídrica como un indicador ambiental que mide el volumen total de agua dulce que se utiliza para producir bienes y servicios. Esta medida se puede aplicar tanto a organizaciones como a individuos.
La medición de la huella hídrica depende del orígen del agua que se utiliza:
- Huella hídrica verde: se refiere al agua de lluvia o deshielos que se utiliza en la producción.
- Huella hídrica azul: comprende el agua utilizada que proviene de las aguas superficiales (ríos, lagos) y subterráneas.
- Huella hídrica gris: el agua necesaria para diluir la contaminación generada durante los procesos productivos.
El concepto de huella hídrica fue acuñado en 2002. En comparación con la huella de carbono, es una noción bastante nueva. Sin embargo, la crisis hídrica es real y tenemos que tomar medidas urgentes para que no avance. En esta línea, el Marco de Evaluación de Resiliencia Hídirca ofrece orientación de alto valor para empresas.
Cada comunidad ya no es una aldea y las decisiones que tomemos en nuestras vidas y empresas impactarán al planeta y especie en conjunto. Medir la huella de carbono, saber interpretarla y actuar en consecuencia son un deber en las condiciones actuales de calentamiento global. Actuar ahora es necesario y en EMMA lo sabemos, únete a nuestro impulso de cambio.
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